jueves, 22 de julio de 2010

Entrevistas

Germán y Agustín, pasión por sobre todo

En un deporte con tantas historias como las que tiene el rugby, Obras Sanitarias ha construido a lo largo de nueve décadas una que sabe de todo tipo de circunstancias. Un pasado de gloria que incluye el título en 1953; un sonado episodio a fines de los 70 que le costó la desafiliación por sospechas serias de profesionalismo; una fuerte escisión que derivó en San Patricio; una incursión por una entidad paralela (la Fedar) y la vuelta a la URBA en 1989.


En todo ese recorrido, el rugby de Obras fue desperdigando jugadores en decenas de otros clubes. Hasta que en 2001 se topó con una nueva adversidad, cuando la URBA le inhabilitó la añeja cancha de la sede en la Avenida del Libertador, en Núñez. Entonces, comenzó otro largo peregrinaje. A entrenarse en esas instalaciones y a jugar a 27 kilómetros de distancia, en una cancha de fútbol adaptada al rugby en el predio que posee el Sindicato de Obras Sanitarias en Gregorio de Laferrére, en el partido de La Matanza.

Pero en 2005, la entonces conducción del club decidió que esa cancha de rugby de la sede de Núñez requería de otras necesidades para los socios: courts de tenis. El hecho produjo otro gran éxodo: se marcharon unos 300 jugadores de todas las divisiones. Los que quedaron dudaron en seguir o no.

Entre ellos estaba Germán Caia Zotes, quien había llegado al club en 1989. Y entre ellos estaba el hijo de su mujer, Agustín Ilbelle, quien transitaba por la M15. “Pensé que Agustín no se podía quedar sin club, así que ese fue el motor para seguir”, me cuenta Germán.

Así fue que consiguieron como lugar de entrenamiento el KDT de la calle Salguero para un día de la semana y para el otro se instalaron, entre toda la gente que corre por ese lugar, en la plaza ubicada en Figueroa Alcorta y Pampa. De a poco fueron rearmando todas las divisiones, haciendo punta con el colegio Otto Krause, donde Germán da clases de Construcción (es maestro mayor de obras y se está por recibir de arquitecto).

Hoy, Germán, con 34 años, y Agustín, con 20, juegan juntos como pareja de centros en la primera de Obras. “Lo primero que me sale es decir que siento un gran orgullo”, acota Germán, quien conoce a Agustín desde que éste tiene 5 años y al que considera su hijo.

Obras, que actualmente milita en el Grupo IV de la URBA, de nuevo se va reconstruyendo. Está a punto de conseguir un lugar fijo de entrenamiento en Vicente López (la mayoría de los jugadores son cercanos a esa zona); tiene apoyo de la comisión directiva del club, lo que significa que los alumnos del colegio José Ingenieros se van acercando al rugby y presenta en los campeonatos una Primera, una Intermedia, una Pre en formación, Juveniles en M15, M17 y M19 y unos 50 chiquitos en infantiles.

A pura pasión, como la que comparten Germán y Agustín. En la vida y en el centro de la cancha.

Por Jorge Búsico

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1287028